Un caballero en Moscú.

 Recomiendo empezar a leer Un caballero en Moscú sin mirar la sinopsis. A priori, un libro de más de 500 páginas sobre un aristócrata ruso que se pasa la vida sin salir de un hotel no es el más atractivo de los planteamientos. Claro que, si el personaje principal es absolutamente maravilloso y se apoya en unos buenos secundarios, si las situaciones que se dan dentro del hotel son fantásticas y si encima el autor maneja el humor y la ironía para asestar un golpe al sistema soviético (o a cualquiera que se le parezca), pues ya la cosa cambia.

Es una gran historia. Un conde ruso, Alexander Rostov, escribe un poema subversivo y es condenado a muerte por el Soviet supremo. Pero como los bolcheviques no quieren quedar de malos y sí demostrar lo buenas personas que son, le conmutan la pena por un arresto domiciliario de por vida. El problema es que el hombre vive en el hotel Metropol, el más lujoso de Moscú, que sigue manteniendo su porte a pesar del cambio de régimen. El caso es que el señor Rostov se pasará toda la vida encerrado en las paredes del hotel, viendo cómo pasan los años y cómo evoluciona la vida en una triste y depresiva Unión Soviética.

El autor es sumamente hábil y va narrando una serie de situaciones a cuál mejor. Casi siempre recurre al humor, aunque, obviamente, como novela que denuncia los excesos de la Unión Soviética, no todo puede tratarse de manera divertida, si no se quiere caer en la frivolidad. Porque, claro, hay purgas, gente que desaparece, miembros del partido que ascienden a pesar de su escasa valía y hasta vinos que pierden sus etiquetas. Eso sí, Rostov nunca pierde su condición de aristócrata, aunque tenga que abandonar la amplia suite en la que vivía cuando era un bon vivant y trasladarse a una buhardilla, aunque tenga que ponerse a currar por primera vez en su vida y lo haga a las órdenes de un necio. Sus buenos modales y una envidiable imaginación le hacen superar cualquier adversidad con la que se tope en la vida. Eso le hará ganarse el respeto de empleados, responsables y clientes del hotel.

El autor del libro es un escritor bastante desconocido en México, un estadounidense llamado Amor Towles, que sólo ha publicado un libro anterior que se llama Normas de Cortesía, editado también en español por Salamandra, el sello que publicó el año pasado Un Caballero en Moscú. En la novela anterior retrataba la Nueva York de los años 30, la época del Gran Gatsby y sus fiestas.

 

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